Watermelon

Una casa sin ventanas: Capitulo 1



Mi madre lleva todo el día dando vueltas por casa, posiblemente hubiese pasado mas  veces hoy por el marco de la puerta que divide el salón del pasillo, que en todo el tiempo que llevábamos viviendo en Terlo. Hoy a los nervios de la proximidad de su boda con Maikel, mi padrastro, se le unieron los de que, como no era de extrañar en otoño la zona en la que vivíamos, llovía, poniendo a mi madre  histérica.
Terlo era un pequeño pueblecito que se encontraba en Extremadura, lugar en el que mi  madre había nacido y en el que permaneció hasta que acabo el bachiller, y entonces casi utilizando como escusa la beca que le habían concedido para Oxford, se mudo a los Reino Unido, para sacarse una carrera de derecho que nunca terminó, debido a que cuando llevaba menos de seis meses allí se quedo embarazada, lo que no fue de extrañar para nadie que la conociera, lo que si desconcertó a todo  el mundo fue el hecho que mi madre jamás conoció a mi padre, ya que yo provengo de una inseminación artificial, hecho que mi madre nunca me oculto, ni a mí ni a nadie, y la pregunta más lógica en esta situación es la de “por que?”Ella asegura que a día de hoy todavía no lo tiene muy claro pero dice que de lo que sí está segura es de que no se arrepiente y que quizá haya sido una de las cosas que mejor ha hecho en su vida. Así y todo a pesar de la delicadeza de la situación mi madre se negó a volver a Terlo con mis abuelos, sobre todo por su clima húmedo y frío, por eso fue que yo nací en Estados Unidos con la única compañía familiar de mi madre y mi perro Muesli, bueno y el señor y la señora Badels que habían sido los caseros de mi madre desde que había llegado allí.
A pesar del desagrado que le producía a mi madre todos los años pasábamos las navidades en Extremadura con mis abuelos y el resto de familia de la que no conocía a nadie excepto a Sofía y a Diego, mis primos mellizos que tan solo me sacaban dos meses de diferencia. Yo al contrario de mi madre adoraba los días de lluvia en los que la enorme chimenea del salón principal estaba encendida creando un ambiente único, quizá esa fuera la razón de que me pasara todo el año preguntando cuanto faltaba para navidad, algo que mi madre me prohibió al cumplir los ocho años, sin embargo un día al llegar de clase mi madre me dio la inesperada noticia de que nos mudaríamos a Terlo con mis abuelos ya que el ya débil estado mi abuela había empeorado, así fue como tres semanas después de la noticia y de haber cambiado mi colegio y la universidad de mi madre” que había retomado con la carrera de anatomía hacia tres años”, estábamos en  Estremadura, algo que yo deseaba pero que acabo siendo una pesadilla cuando una semana más tarde de nuestra llegada mi abuela falleció, haciendo que mi abuelo cayese en una depresión tan fuerte que tan solo seis meses más tarde el también murió.
Mi madre y Maikel se habían conocido cuando do el había venido a darle el pésame. Maikel había sido uno de los soldados que mi abuelo había entrenado cuando estaba en el ejercito, concertadamente fue el que lo sustituyó cuando este lo dejó para trabajar como jefe de policía, un trabajo que lo tendría más cerca de casa.
Maikel había abandonado el ejercito hacia dos años debido a un complicado divorcio en el que Sabrina, su exmujer,  le había dejado prácticamente con lo puesto, sin embargo el tubo los suficientes contactos para conseguir un puesto privilegiado en un equipo de investigación especial, con el que no tardó en volver a tener un gran patrimonio económico, que lo convirtió en el príncipe azul de mi madre, bueno eso unido a su aspecto físico sin duda pasaría por modelo, con su cuerpo propio de militar al que se le complementaban su grandes ojos color miel que combinaban a la perfección con su oscura piel y su cobrizo cabello. A pesar de que Maikel no quiere saber nada de su exmujer, la visita todos los meses, no por ella sino por Owen y Greis para mi dos desconocidos pero que en menos de dos meses serán mi hermanastro y hermanastra ya que son sus hijos, la razón por la que todavía no nos hemos conocido no es otra que la de que la Sabrina le impide que nos los presente asta que esté casado y la relación con mi madre sea oficial, sinceramente a mi me da lo mismo conocerlos o no, pero a mi madre le desagrada asta estemos increíbles, no logro entenderlo.
-aiiii,algo había impactado contra mi nuca.
Me gire bruscamente y pude ver a mi madre en el borde del sofá mirándome fijamente con esa expresión que pone cuando se enfada y las dos manos apoyadas en la cintura en modo de jarra
-Porque as hecho eso, dije frotándome la nuca.
-Tu que crees, te estoy hablando y no me estas haciendo ni caso, sonaba enfadada pero el estrés se notaba a leguas en su voz.
Sin decir nada recogí el libro que había dejado apoyado en del sofá al sentir el golpe en la nuca, y me levante con intención de salir pitando de allí.
-A donde crees que vas.
-Mama son casi las doce mañana tengo clase y si no me equivoco tu tambien, asique creo que deberíamos dormir.
Le di un beso en la frente y subí las escalera escaleras para poder irme a mi cuarto, no quería pensar quería olvidar los cambios que estaban pasando en mi vida quería imaginarme mi propia vida en mi mente, pero no podía, sabia que esto solo acababa de empezar y que lo mejor que podía hacer era dejar que mi madre tomase sus propias decisiones y el tiempo diría el resto.
Me metí en cama sabiendo que tenia que repasar por ultima vez los apuntes de el examen de historia de mañana, pero mis ganas de hacer algo eran nulas y total sabia que lo tenia bien preparado, ¿que podrá pasar?
No debía de llevar ni diez minutos acostada cuando la puerta de mi cuarto se abría y apareció la cabeza de mi madre
-Zoe ¿te importa que me quede contigo esta noche?
No dije nada simplemente me limite a dejarle hueco en mi cama,ella se tumbo a mi lado,y como cuando era pequeña me rodeo con sus brazos.


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